Desde el viernes estoy viviendo en el dpto. En mi dpto. En mi casa.
Después de casi dos semanas de limpieza, pintura, re pintura, mas limpieza y pequeños ajustes y cambios nos mudamos.
La verdad es que hasta ayer no había caído mucho, entre tanto preparativo y despiole (mudarse es un lío); Pero ayer, cuando llegue de la Facu me encontré a solas conmigo y tome un poco de dimensión de lo que es... y me encanta.
Lo que si, extraño mucho a mi perro. Muchísimo. Y el gordo me extraña a mi, por lo que mis viejos me cuentan. Obvio que a mis viejos los extraño, pero hablo por tel y acorto distancias, pero con el gordito no. Según me dijo mi papá duerme en mi cama desde que me fui... y esta horas sentado en el portón esperando que yo vuelva... mi papá tiene que ir a buscarlo y traerlo a casi a la rastra diciéndole que yo no voy a venir, sino no sale del portón.
Me muero de ganas de abrazarlo y hacerle mimos en su panzota y verlo correr desesperado cuando me ve llegar.
Aparte de esto, la estoy pasando fenómeno. Aunque estoy agotada y no se realmente cuando voy a dejar de acarrear/acomodar cosas. Tengo bolsas, bolsos y cajas apilados por todos los rincones a la espera de la entrega de los muebles (por favor que sea este sábado) y en la casa de mis viejos tengo mil bultos mas. De donde saque yo tantas cosas?
En los ratos libres nos vamos con Pao (mi hermana y compañera de casa) a recorrer las calles en busca de plantas, adornos, lámparas, cuadros, utensillos, y demás chucherías de decoración.
Todos los amigos que se han arriesgado a padecer una visita a una casa sin muebles le han dado el visto bueno al dpto.
Hablando de casas sin muebles... yo vengo sufriendo una desde hace unos días y ahora que los sufrí en carne (debería decir en huesos) propia me pregunto... los japoneses deben tener la columna vertebral de goma... sino... como se la bancan?