Quisiera empezar la semana con un post mas alegre, pero no puedo.
Y aunque no tuve un mal fin de semana, todo lo contrario, no puedo dejar de compartir con ustedes esto que siento, que hoy me pasa.
Antes de trabajar adonde hoy trabajo, trabajé 3 años y medio en el "hospitalito" de mi pueblo, una suerte de Salita venida a más, con ganas de transformarse en Hospital Materno Infantil.
Yo entré justo casi con la nueva gestión, y aunque nada de lo que sea público le escapa a la política de turno, todo lo que al área de Salud se refería se manejaba bastante apolíticamente: se transaba todo lo necesario para conseguir lo mínimo indispensable, pero no a cambio de resignar "turnitos" para cuanto conocido tenía el puntero el barrio.
Soy testigo que se peleó entre todos y contra todos para cambiarle el curso al hospitalito, como todo el mundo le dice, a quien desde hacía años aquejaban varios males: la indiferencia institucional, la burocracia, la dictadura de la Cooperadora que se creía dueña y señora de la salud de todos y un personal que estaba ahí desde hacía tanto sin hacer nada, al cual pedirles que apaguen las luces antes de irse para ahorrar energía era pedirles demasiado.
Y con esto no estoy haciendo política ni mucho menos.
Hablo desde lo que ví, porque yo vivo ahí desde que nací, conozco a medio pueblo y sé lo que pasaba: había una enorme estructura cuyo único uso era una guardia médica y de enfermería, en donde uno pasaba horas antes de ser atendido.
Y ví como cambió la cosa, como la Salita se llenaba de médicos, de pacientes atendidos, de enfermeras y asistentes sociales, como cada uno de los que estábamos ahí colaborabamos con algo: desde pedirle papel a cuanto conocido o desconocido cruzáramos, hacer rifas y campañas para comprar cosas, o traer las pastillas de algun remedio que sobraba en casa para dárselo a quien lo necesitara.
Todo lo que se hizo se hizo con tanto esfuerzo... con peleas, discusiones, mas peleas, negociaciones y mangueo a medio mundo, pero se logro y en cuatro años se lo dejó justo casi al llegar a la cumbre de lo deseado: con una sala de internaciones habilitada, quirófano y sala de partos, guardia nueva y mas cómoda y un sector de consultorios externos lleno de médicos, al punto tal que habia muchos días en que no alcanzaban los consultorios y hacían fila para ver cual se desocupaba primero y así empezar a atender.
Y eso que toco la peor época, la del deblacle de la economía y las obras sociales y si bien nunca alcanzó, al menos se hizo lo mejor que se pudo.
Hubo un momento que tuvimos gente viviendo en un consultorio, porque su casa se habia quemado. Durante una semana una señora durmió en la enfermeria, porque no se sentia a gusto en su casa. Habia un señor que se sentia solo y venia al hospital a charlar con los otros pacientes y a visitar a los que nadie visitaba: Ellos dan fe de que el hospitalito habia vuelto a ser de todos.
Y que, pese a ser un lugar donde la gente va cuando padece y sufre, era un lugar cálido donde se sentian a gusto.
Y me da rabia enterarme que ahora, a 7 meses de la nueva administración que el HOSPITAL MATERNO INFANTIL, como anuncian con tanta pompa y circunstancia, se transformó en un ring de peleas políticas, un conventillo, en donde de Hospital volvió a quedarle el nombre, porque en los consultorios solo quedan 3 pediatras y dos médicos clinicos, porque la mayor parte de los dias no hay pediatras en la guardia y son los de la guardia de adultos los que atienden a los chicos, porque el personal fue diezmado, apartado y repartido por otros lados y fue reemplazado solo en parte por cargos de favor a gente que lo que menos quiere es trabajar.
Me enerva saber que mis compañeros son basureados, vapuleados y permanentemente torturados psíquicamente con la cobarde frasecita "si no haces tal cosa ahí esta la puerta", aprovechándose de esta maldita realidad que muestra que uno debe rebajarse para mantener el trabajo.
Me saca saber que cuando antes todas las decisiones importantes eran consultadas, cuando siempre se estaba abierto al diálogo ante cualquier circunstancia, se aceptaban sugerencias, opciones y propuestas para mejorar la atención y el funcionamiento del hospital y todos nos sintiéramos cómodos trabajando ahí, ahora intentan instaurar una guerra de todos contra todos, a ver quien se vuelve mas buchón y logra sacar del juego a otros compañeros, con la única recompensa de mantener el lugar de trabajo, mantener el horario y lograr salir 15 minutos antes para alcanzar el tren que te lleva a otro trabajo, porque un solo sueldo municipal no alcanza ni para viajar.
Y repito, aunque en ciertas partes suene a que si, no estoy haciendo política, no estoy afiliada ni soy simpatizante de nadie. El anterior intendente me parecia un flojo y un aprovechador. La anterior gestion tenia mil falencias, miles, pero si en algo no fallaba era en esto: sabian de solidaridad. Y de compañerismo... yo no me voy a olvidar como corrio hasta el propio Secretario de Salud cuando a mi viejo le pasó algo.
Y me angustia hasta las lagrimas ver que la maldita y sucia política de turno viene y de un plumazo deshace un trabajo que costo tanto hacer... y no fueron solo cuatro años de trabajo tirados a la basura, sino que es una necesidad y un sueño de todos los que vivimos ahí derrumbado.
Estoy indignada. Y triste. Muy.