-Intro-
Comúnmente, dicen que el amor es platónico cuando uno esta enamorado de alguien y vive ese amor como real, cuando en realidad la otra persona desconoce nuestro enamoramiento, sea porque no se lo hagamos saber, o porque no podamos hacerlo.
Ciertos filósofos dicen que el amor platónico es un amor ocioso o tímido, de aquel que no se atreve a decirle al ser amado lo que siente, un asunto de galanteadores afectados de cobardía y de endeble carácter.
Y no me voy a extender mas porque da para mucho y esto era solo como introducción, además, la parte filosófica de esto es tema para otro blog.
Pero, tomando las dos definiciones previas, se diría que el amor platónico es un amor ficto, un amor unilateral, el amar a alguien quien desconoce nuestro sentimiento.
Amar a quien no nos ama, pero comportarnos como si así lo fuese. Amar a alguien con quien podemos no tener nada de nuestra vida en común, a alguien a quien nunca hemos visto en persona, o hemos charlado con esa persona.
Cuando uno es chico, y se "enamora" de un/a cantante o actor/actriz, o una/un vecino y ama, siente, vive y sufre por ese amor, siempre hay alguien que salta y dice, en forma semidespectiva: "Ah! Es un amor platónico, no es real, ya se te va a pasar..."
Yo vengo a decir: MENTIRA.
Yo a mi abuelo no lo conocí. El murió dos meses antes de mi llegada.
Nunca lo ví, y tal vez nunca me vió.
Pero los relatos sobre él me bastan.
Fue el único que adivino que iba a ser Vero y no Pablo. Y me esperaba con mas ansías que mis propios padres, porque por fin iba a tener una nieta cerca (mi primo mayor vive en Corrientes), a pocas cuadras, y me iba a ir a buscar todas las tardes para que esté con él, que siempre estaba solo.
Era quien se trepaba a un árbol para bajar los nísperos que yo ya amaba desde la panza de mi mamá.
Fue quien le enseñó a mi papá miles de cosas, y quien adoptó a mi mamá como una hija. Y fue el padre que ella casi no tuvo.
Fue quien hizo mi cuarto y casi toda mi casa.
Fue un tipazo porque todo el que se acuerda de él lo hace con una sonrisa y lágrimas en los ojos.
Fue un hombre poco entendido, algo abandonado, que se vió obligado a adaptarse a esa frialdad germánica que reinaba en su casa, pero que fuera de ella era un tipo cálido, amable, solidario y divertido. Fue una suerte que mi papá trabajase junto a él y pueda conocer a esa otra persona.
Fue tan, pero tan respetado que aun hoy, 25 años después de su muerte, hay amigos, conocidos, compañeros de trabajo y vecinos que lloran su ausencia.
Y amo que mi papá cada vez se este pareciendo más a él, y que yo también tenga cosas suyas, porque así lo veo un poco en mi papá y lo llevo un poco conmigo.
Así el día de mañana puedo decirle a mis hijos, si alguna vez los tengo: "el bisabuelo Miguel se parece en mucho al abuelo Miguel, y un poquito también a mamá".
Yo no conocí personalmente a mi abuelo, pero eso no me impide amarlo.
Y lo amo mucho, y lo añoro.
Y daría lo que fuera por darle un beso y abrazarlo. Y decirle que yo estoy orgullosa de tener un abuelo así, y que lo quiero.
Y aunque entre en el concepto de amor platónico, es un amor más que REAL.