22 de septiembre de 2004

ÉRAMOS TAN POBRES...

Cuando éramos chicas (mi hermana y yo) la situación económica en casa era muy inferior a la de ahora. No vivíamos mal ni faltaba lo indispensable, pero había cosas que eran impensadas, o súper medidas y esporádicas.

Yo vivo y siempre viví en un barrio "residencial", lleno de casa quintas que ahora siempre están pobladas, pero que en esa época era raro ver gente en las casas y las pocas veces que el barrio se poblaba era para las fiestas.

Obviamente esa gente estaba en mejores condiciones económicas que las nuestras y organizaban grandes festejos, con música, juegos artificiales y lanzamiento de globos, no los de cumpleaños ni tampoco aerostáticos, pero parecidos a estos últimos, solo que más chicos.

Después del brindis correspondiente a las 12 de la noche, mi mamá nos llevaba afuera para que disfrutemos de los juegos artificiales ajenos y esperábamos ansiosos ver pasar los globitos, los cuales seguíamos con la vista hasta perderlos.

Como aclaré antes, en casa no daba para comprar bengalas, mucho menos esos globitos que eran carísimos. A lo sumo teníamos un paquete de estrellitas Multicolor cada una.

La cosa es que una navidad, muy pasadas las 12, descubrimos un globo que venia volando directamente hacia mi casa y cada vez mas bajito... ojalá caiga acá!!! gritábamos emocionadas ante la posibilidad de ver uno de cerca y con suerte volver a lanzarlo... un globo lanzado por nosotras!

El globo no cayó en mi casa, pero mi papá salio a su caza y lo encontró en el suelo un par de cuadras mas arriba. Lo trajo a casa para nuestra felicidad, pero lamentablemente no podía volver a relanzarse, ya que se había roto mucho y no servia. Las ilusiones nuestras quedaron ahí.

Se ve que a mi papá le conmovió mucho nuestro allí confesado deseo de querer lanzar alguna vez uno al aire, y como no podía comprarlo, decidió hacerlo él mismo, con sus manos.

El día de año nuevo estuvo desde muy temprano en la mañana hasta que oscureció diseñando, viendo con que de lo que había en casa podía hacerlo y finalmente fabricando nuestro globo.

Nosotras mirábamos asombradas lo que papé hacia y con el correr de las horas y viendo como iba quedando nos llenamos de emoción. Por fin íbamos a poder seguir con la vista nuestro globito y no uno ajeno!

El globo quedo impecable. Papá lo hizo con una mezcla de papeles y alambres y un hisopo gigante lo elevaría.

Pasado el brindis de las 12, salimos afuera a ver el gran despegue... pero una brisa fuerte avivo demasiado el fuego cuando empezó a ascender el globito y lo calcinó por completo a 80 cm. del suelo, para caer hecho cenizas.

Nosotras miramos sin entender mucho, pero la cara de desolación de mi papá aun la recuerdo... Igual corrimos a abrazarlo y darle besos, porque aunque no haya volado más de 10 segundos, la intención es la que cuenta. Y el gesto fue inigualable. Gracias pa.