Este post salio de lo charlado el otro día vía MSN con Meli... gracias pequeña!
Guardo secretos.
Tengo en mi haber un placard, un cuarto, un cerro, un universo lleno de secretos.
Supongo que esto ha de ser porque soy una persona que inspira confianza.
Pero no solo eso, sino también porque, aunque no comparta aquello que me cuentan, no juzgo ni doy opinión a no ser que me la pidan. Y jamás pregunto nada. Solo dejo que me cuenten.
Y creo que también es porque cuando me dicen que no lo divulgue, puedo ser sometida al peor interrogatorio que yo no cuento nada, ni siquiera se me nota que algo sé. Sé mentir. Soy una mentirosa universitaria, para algo estudio Abogacía.
Pero yo no elegí esta suerte de arcón de los secretos que me tocó ser... Todo lo contrario. No me gusta guardarlos y suelo no tener propios. Primero porque en mi vida no hay nada que ocultar. Segundo porque yo soy muy abierta y no tengo dramas de contarle nada a nadie de mi misma. Y tercero porque no me gusta que nadie tenga armas para extorsionarme, conozca mis puntos débiles y franqueables, o tener que preocuparme en fijarme si esa persona guardo el secreto como debía o no. Soy paranóica, si, no es novedad eso.
Pero el tema es que el cupo esta casi completo.
Tengo secretos de familia, secretos de parientes, secretos de amigas, secretos de amigas de mis amigas, secretos de vecinos. Secretos a granel.
Y a veces pienso que hago yo con tantos secretos? y como llegué a este punto? Porque algunos me afectan mucho, me angustian, me preocupan y me gustaría poder compartirlo con alguien más ajeno a la historia para que me ayude a dar buenos consejos, a ver otra perspectiva... pero como son secretos no puedo decirlos y a veces siento que me van a terminar ahogando.
Pero lo peor de todo es que tengo secretos cruzados. Es decir, un secreto de cada campana. Secretos que tienen que ver entre sí, por su objeto, su causa o sus sujetos. Secretos que se neutralizarían entre sí o causarían una explosión atómica. No lo sé, ni lo sabré, porque son secretos y no puedo decirlos. Debo callarlos y solo observar como las cosas van pasando paralelamente sin que el otro sepa que aquel le hace lo mismo, pero igualmente se lo oculta.
Hay una creencia que dice que cuando uno muere todo lo que guardaba en su mente, en su corazón y en su espíritu se libera, y se esparce.
Si esto es verdad el día que yo me muera y estos secretos se esparzan por el mundo, se va a armar flor de quilombete y me lo voy a perder. Ufa!