28 de junio de 2004

(DES)INFORMATICA

Mi primer acercamiento a la computación fue cuando tenía 6 años y fue en el colegio al que iba. El método de enseñanza utilizado era el de la tortuguita. A la maldita tortuguita aun la odio. Era insoportable. Además no tenía forma de tortuga, ni cerca. Era un fraude.

El siguiente contacto fue cuando tenía 7 u 8 años y mi papá se apareció en casa con una computadora General Electric negra, de esas que se conectaban a la tele (o sea, era un teclado, una caja negra y 850 cables). Era inentendible y complicadísima. Lo único que podíamos hacer con ella era jugar al ahorcado en inglés (idioma que no conocíamos) o jugar a El Alquimista, un juego de ingenio y aventuras de aquellos.

Ya de más grandecita, 13 o 14 años, me aparecí en mi casa con el folleto del curso de computación de cierto Instituto conocido, y mis viejos, acostumbrados a mi manía de hacer cuanto curso haya a mano, me dijeron que me anote.

Me pasé 2 meses aprendiendo que era un hardware, un software, que existían los discos de 3 y ½ y 5 y ¼, la memoria RAM y la memoria ROM, y todo lo que había adentro del gabinete (todavía no se llamaba CPU).

Después me pasé otros dos meses haciendo estructuras de árbol (C:/tree), creando carpetas, copiando archivos.

Gasté los siguientes tres meses aprendiendo D.O.S., DBase, Lotus 1-2-3 y QPro y Edit

La última clase nos dieron una "introducción" a un Sistema nuevo que acababa de salir, nuevito nuevito, que según ellos iba a revolucionar todo, del cual en breve se abría un curso para aprender a usarlo. Era Windows.

De más esta decir que desde el momento mismo que termine el curso no me servía para nada.

Me dí por vencida hasta que me compraron a Matilda. A los ponchazos, borrando muchas veces cosas importantes, utilizando al máximo a Clipo, Roky, Einstein, Merlín y cuanto ayudante tenía el Office, fui aprendiendo sola.

Costo, pero nos vamos entendiendo.